La necesidades económicas , las carencias de lo material, las enfermedades o las dificultades que se nos presentan, todo eso que ninguno queremos, son motores de afecto, compasión y otra serie de valores que te hacen ser más persona... Gracias a mi profesión he conocido a personas que han tocado fondo, y son esas que cuando te hablan, cuando te miran, no suena a hueco, no suena a vacío, hablan y te miran de verdad, llegando a un lugar, que no se cual es, consiguen tocar algo que esta dentro de ti, que tampoco se muy bien que parte es, es un encuentro real , y es ahí donde ocurre algo maravilloso, algo parecido a la música, donde nos vemos de verdad, donde puedes ver la belleza que hay en la tristeza, cuando las lágrimas hacen que se pare el mundo, en ese momento, más curativo que cualquier técnica, en ese preciso momento sólo existimos esas dos personas. Es abrir y cerrar una experiencia dolorosa, beneficiándonos de un drenaje corporal. Es un vínculo, un contacto, una experiencia única y que se queda para siempre, por muchos años que pasen.. Y es ahí donde uno no se encuentra solo, es ahí donde te das cuenta de que la vida vale la pena, aunque sólo sea por ese momento...