top of page
1628890880893.png

PEDROGRANADOSGIL

La luz de la Luna no es suya,
es un reflejo del Sol 
Buscar

Actualizado: 6 sept


La frase de éste título es muy fácil de decir, sin embargo, no tanto de entender, es difícil para un padre o una madre de aceptar y asumir que su hijo es otra persona que piensa, siente y actúa de forma diferente a nosotros

(me incluyo) ya que en ocasiones utilizamos demasiado tiempo en intentar que hagan lo que nosotros pensamos y creemos que es más conveniente para ellos, una de las frases que mas escucho es; “si yo lo digo por su bien” y si, es cierto que es así, lo que queremos es lo mejor para ellos, aunque esto hace que nos olvidemos de preguntarle y escucharle. En mi opinión todo empieza cuando utilizamos una de las frases más comunes al hablar de ellos, “MI hijo o MI hija” tal o cual cosa, cuidado con ese MI, si buscamos en un diccionario el significado es algo así como; Mi: pronombre personal en primera persona, forma de genitivo y determinante posesivo que indica que el nombre que acompaña pertenece a la persona que habla, o sea, que mi hijo me pertenece, es ahí donde está el error, nuestros hijos no nos pertenecen, si claro, es mi hijo siempre y cuando utilice la frase para denotar descripción y no posesión o pertenencia, cuando un ser humano pertenecía a otro, perdiendo la capacidad de disponer libremente de su propia persona y de esto hace siglos se llamaba esclavitud y estamos hablando de nuestros hijos.


Esto no quiere decir que no podamos hacerlo, siempre que sea, repito, para describir del que estoy hablando. Cuando erramos es cuando se dice con una intención probablemente insana, parecida y lo digo con tono de humor, al “es mío” del mítico golum de el señor de los anillos refiriéndose a éste. Hace poco hablando con una doctora me puso bien claro el concepto, le pedí una pomada para mi hijo y me contesto para ti si quieres te la doy, pero a tus hijos “déjalos en paz”, no me sentí atacado, al contrario sonreí y pensé cuánta razón tiene.

1 visualización0 comentarios

Actualizado: 6 sept


Por supuesto sin entrar en cuestiones intrauterinas, desde que nacemos todos somos personas pero no me refiero a eso, tampoco a la idea de ser buena persona por si a alguien se le está pasando por la cabeza, es mas creo que hay mucho “buenismo” (somos capaces de apadrinar un niño en África y no de perdonar a tu padre o a tu cuñado por algún error que haya cometido) ese tipo de buenismo que no dejan de ser caretas baratas, aunque eso sí, muy fáciles de comprar. Mi opinión del concepto de ser persona es otra cosa y más bien es lo contrario a eso, ser persona para mi es poder decir que lo hice por envidia, es decir te quiero y decir te odio, hoy me gustas, hoy no me gustas, decir, muchas veces soy buen tío y otras he sido un hijo de puta. Desde la teoría de las polaridades no es creíble una de mis partes si no me reconozco en el lado opuesto, yo no me fio de una persona que nunca esté en desacuerdo conmigo, sinceramente, ser persona es poder vivir el lado opuesto de lo que muestro, es más, incluso llevarlo al límite si fuese necesario o difícilmente podré encontrar un equilibrio que se ajuste a la realidad.

Ser persona es a veces olvidarse del rol que tengo y el contexto que ocupa y decir lo que piensas no lo que diría en (caso de serlo) el médico, el cura, el policía, el mecánico, el vendedor, el político, el camarero, el hijo, el padre, la madre, el amigo, detrás de todo eso hay una persona y si eres capaz de expresar desde lo que eres al margen de lo que estés haciendo o con quien estés en ese momento, eso es ser persona , dejarse ver. Si no me permito como hombre que tengo una parte escéptica en cuanto a todo lo emocional e incluso a veces pensar que son "mariconadas" existe en mi otra parte que es vulnerable e incluso frágil y que me la reconozco también como hombre, entonces no seria creíble, y se puede ser de las dos maneras, creedme.


Para mí eso es algo parecido a lo que es ser persona, autenticidad ¿que si yo lo soy? En conseguirlo estoy y me temo estaré…

4 visualizaciones0 comentarios

Actualizado: 6 sept

¿Cuántas veces habéis escuchado?, “Cambié de médico o de psicólogo o de profesor de yoga y ahora me va mejor” o bien, desde que mi hijo/a tiene otro profesor o tutor aprueba y entiende mejor las materias. Detrás de las teorías, carreras universitarias, masters, doctorados hay una persona y de lo que es esa persona, dependerá el éxito de sus alumnos, pacientes o clientes, por supuesto nada más lejos de mi intención desvalorar las formaciones académicas, es más, decir la gran admiración y respeto que siento por las personas académicamente preparadas por el gran esfuerzo y dedicación durante toda su vida invertida en conocimientos. Lo que me gustaría transmitir es en memoria de Guillermo Borja, terapeuta gestáltico ya fallecido y es que, a ser persona no te enseña nadie, solo tú mismo y lo que hagas con tus vivencias y experiencias. Ser persona no se puede estudiar, uno se hace viviendo.


“Es obvio que el trabajo de psicoterapia exige un alto grado de responsabilidad y compromiso. Uno no se prepara en cinco años, uno no se prepara con un doctorado, porque así solo ha adquirido conocimiento académicos, los cuales no son la curación. La verdadera preparación es el camino, y el camino es la vida misma. No se puede estudiar para persona. No se estudia para dejar de tener conflictos y sufrimientos. Hay que hacer un gran trabajo en lo personal. El terapeuta es como un viejo que ya recorrió el camino, y esa es una actitud que no se puede transmitir en palabras. La presencia misma son las arrugas que tiene, las heridas cuyas cicatrices son visibles para el paciente. La presencia dá confianza y dá la posibilidad de continuar, de saber que uno va bien. Porque al entrar en una psicoterapia profunda, la única curación que uno puede brindar es que uno ha reconocido el sufrimiento de uno mismo, el dolor en uno mismo y los ha trascendido. Entonces, está bien dominar una técnica, está bien haber realizado un aprendizaje intelectual y formativo, pero un buen terapeuta debe soltar los instrumentos, debe arriesgarse a soltar la técnica y a apoyarse en sí mismo.”

La técnica no cura, quien cura es la persona.


Guillermo Borja. La locura lo cura, Editorial la llave

Tengo un sueño y es que algún día también nuestros hijos puedan elegir que persona quieren para que sea su maestro, solo de esa manera podemos saber realmente quien además de ser un buen profesor, es persona.

Cuando pasan los años no te acuerdas de las teorías que enseñaban en la escuela, pero si recuerdas al profesor que las enseñó.

5 visualizaciones0 comentarios
bottom of page